Un poquito acerca de nosotros

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Casa De Esperanza fue fundada hace 25 años por una pareja llamada Piet y Marjke Punt. La decisión de ir a Bolivia y hacer trabajo misionero no fue una decisión fácil. Durante años, Piet y Marjke estaban listos para desplegarse a cualquier parte del mundo. Eventualmente quedó claro que Bolivia era el país donde el Señor quería usarlos. Después de un viaje inicial en 1985, la familia se mudo a Bolivia en 1986. Después de cuatro años de trabajo misionero, y pidiéndole nuevamente a Dios cuál era su plan, se aclararon dos cosas. Serían fundadores de un hogar para niños y una escuela de capacitación para jóvenes (CEC). Desde ese momento Casa De Esperanza ha crecido. Piet y Marjke han dejado a Fidel y Charo Corrales para dirigir el hogar de los niños, la visión sigue viva.

Casa de Esperanza se diferencia de muchas formas a hogares similares. Una es que buscan no solo proporcionar un refugio seguro para los huérfanos que viven ahi, sino también adoptar a estos niños en una familia permanente. Se les considera como hijos con padres y muchos hermanos. Los niños que no conocen a sus padres reciben incluso "Esperanza" como apellido; esto viene con una identidad terrenal y perspectivas de futuro en una cultura corrupta que el gobierno descartaría lo indeseado.

Sintiendo el llamado de su Padre, Fidel y Charo en su rol de Directores buscan amar y cuidar a todos los niños de la manera que Jesús nos cuida. Como atestigua cualquiera que haya visitado Casa de Esperanza, todo lo que sucede allí se centra en el Evangelio. Desde las tareas diarias hasta el discipulado colectivo, Fidel y Charo buscan compartir el amor de Jesús ante todo con todos los niños.

“Cuando llegó Abraham, nuestro primer niño cuya madre murió al nacer, estuvimos ocupados día y noche. El niño delgado y desnutrido se veía cada día un poco mejor. Y mientras caminábamos con él por el pueblo, la gente miraba y se ponia a pensar: ¿es este el mismo niño delgado de hace unas semanas? Poco a poco la confianza creció y nos trajeron más niños al orfanato
— Marjke Punt